6.7.13

Nadie puede acobardar al fuego


«Nadie», dice tu voz. Lo sé. Lo sabes.
Que llueva, que el lugar del Paraíso
no le corre al temor. Guardas las llaves.
Tengo la luz de ayer y el infinito.
Ninguna explicación. Que las palabras
sobran para decir lo que sabemos.
Que llueva, que los ríos sean llamas,
que nadie puede acobardar al fuego.
Tú eres la paz. Defiendo este castillo
con risas y coraje; son las armas
del amor. Ya lo sé. No soy distinto,
pero sí soy mejor porque me abrazas.
Habremos de quemar todas las naves.
Nada nos rompe. No. Ninguno. Nadie.