18.4.10

El tigre

Nació como un rugido, sin lágrimas ni miedo,
la sangre que lo auspicia le anuncia su verdad,
no conoce otra norma que la ley del yo puedo,
su aliento reposado reclama libertad.
No medita distancias entre risas y llanto,
no hay amor en su pecho, no hay fe en su corazón,
el cielo no lo asombra, no vibra con el canto,
jamás sabrá del tiempo ni tendrá una ilusión.
Atraviesa la vida despreciando la nada,
no hay orgullo en sus ojos, ni en su piel hay sorpresa,
no ha mirado la muerte que guarda su mirada,
y si el hambre lo busca no perdona a su presa.
El tigre no pretende, no es piadoso ni es cruel,
el tigre siempre es tigre, ¡el tigre siempre es él!

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