21.3.24

Hasta el final

Todas las veces que pude
le dije al cielo que no,
dejé apagadas las luces,
sin las mentiras de Dios.
Por cada piedra, una lanza;
por cada lanza, un escudo;
por cada escudo, una trampa;
por cada trampa, un insulto.
Que el tiempo, que nos derrota,
me de la fuerza de ser
valiente junto a la sombra
y honrado bajo la sed.
¿Vicio, virtud, bien o mal?
¡Seamos! Hasta el final.

16.3.24

Carrusel

¿Cuál palabra sangrienta necesita
la rutina brutal del desapego
para ilustrar el mapa de las ruinas
de ese palacio que albergó «tequieros»?
Ella se aferra a un cielo que recuerda,
con menos nubes y con más ventanas;
él viene y va, cruzando la frontera
del «puede ser», «por qué», «para mañana».
No escuchan amenazas ni consejos,
prisioneros de un tiempo sin medida,
repiten —carrusel— la voz y el cuento,
por miedo a la verdad —flor y asesina—.
Cada mañana es un atardecer
que les recuerda el huracán de ayer.

12.3.24

Tumbar el muro

Por el campo de todos va ninguno
(dice más su silencio que mil voces);
una derrota vale por diez triunfos
(si aprendes a mirarte en lo que escondes).
La noche nunca dura eternamente
(no son tan poderosos los canallas);
enero siempre llega tras diciembre
(y estás —aunque no estés— por donde vayas).
Inútil pretender que habrá respuestas
(los dioses del azar son sordomudos);
anunciamos la luz y la belleza
(dados al sueño de tumbar el muro).
Sé feliz, haz el bien, sonríe y ama
(renuncia a las angustias de este drama).

8.3.24

Ama quien eres

para Alejandra, el 8 de marzo

Te veo en el silencio de mi tarde
y atisbo tu canción de mediodía;
ningún dolor será nunca bastante
para enturbiar tu esencia cristalina.
Mujeres como tú son piedra y nieve
que hacen temblar montañas y caminos,
que ignoran la razón de los «no puedes»,
que son del fuego como son del frío.
No aceptes más rigor que tu conciencia,
más dios que la verdad ni más abismo
que el del saber. Así, lucha y pelea
contra los «no me atrevo» y sus designios.
No te dejes romper, ama quien eres;
tu lucha es la de todas las mujeres.

7.3.24

Yogyakarta

Estoy camino, aroma, plantaciones,
terreno, lluvia, piedras, sangre, barro,
flores, raíces, luz, sembrío, montes,
recolección, lugar, molienda, grano.
Están serenos, esforzados, simples,
amanecidos, entusiastas, limpios,
austeros, claros, generosos, libres,
arroz, bondad, fertilizante, río.
Cómo no agradecer tanta existencia,
tanto de ser y estar, cuántas alegría;
declaran, sin decir, la simple idea
del amor por las cosas de la vida.
Gracias por darnos paz en la batalla;
vivir a plenitud es la muralla.

3.3.24

Batik

Juguetes de algodón, paños de seda,
figuras legendarias, imposibles,
estampas del calor y de la cera
que recuerdan luciérnagas y abriles.
Trabajo de las manos desgastadas
al fuego de las tintas y los trazos,
historias del olvido (como tantas)
de las que el tiempo hará ruinas y trapos.
Colores de la cera que en la seda
se estampan al calor de una aventura
que lleva siglos, y que representan
la voz de un pueblo antiguo que aún se escucha.
Las manos de esta fábrica y su tienda
lo ignoran, pero son cuento y leyenda.

29.2.24

Trampa y camino

La plantación de arroz, los viejos bueyes,
el tiempo detenido, las luciérnagas,
la lluvia, el agua, el barro, los andenes,
la gente simple, oxígeno, dispuesta.
Las puertas giratorias, los hoteles,
las piscinas, los centros comerciales,
la carne congelada, los billetes,
la gente ansiosa, vértigo, distante.
Así vamos andando, en la ignorancia
de dos mundos al borde del colapso;
los unos, de la vida y sus entrañas;
los otros, de la muerte y su fracaso.
Tener y querer más: trampa y camino
que alberga cuatro «likes» y un asesino.

25.2.24

¿Para qué?

Templos sin luz. Los dioses olvidados
ni regalan perdones ni castigan,
por eso es tan sencillo visitarlos,
casi es como un domingo en la familia.
Cierto que ayer pidieron sacrificios
de miedo y sangre, que los sacerdotes,
con amenazas, piedras y cuchillos,
administraban la virtud del hombre.
Los dioses que nos rigen, con los años,
serán historia, anécdota, turismo,
paseo de escolares y relatos
de temores iguales (y distintos).
Lástima que en las guerras de la fe
ninguno se pregunte: ¿Para qué?

22.2.24

Herir la roca

Te he visto amanecer en el trabajo
dando tu savia dulce y generosa,
repartiendo los frutos y el milagro
de pensar, de entender, de herir la roca.
Yo sé que la ignorancia incendia puentes,
que la canalla crece como espuma,
que enero se nos puebla de diciembres
y ansiosos perros ladran a la Luna.
Dan ganas de rendirse, pero no;
duelen las ilusiones y los pies;
al final, la belleza y la razón
tienen motivos, cábalas y fe.
No importa cuánto aúlle la jauría,
tú sigue siendo tú. Sabiduría.

19.2.24

No obstante

Puedo decir «te quiero» y decorarlo
con palabras que engañan y seducen,
puedo comprar las flores o el regalo
que invite a suspirar a muchedumbres.
No obstante me resisto, me rebelo,
contra la cantaleta del aplauso
(que nunca será premio ni consuelo,
ni compite con todos tus milagros).
Prefiero declarar que estoy contigo
como una tentación, como un descaro,
para que el mundo sepa que el abismo
no pudo seducirme con sus rayos.
Tú eres mi cable a tierra, compañera,
mi música, mi enero, mi bandera.

15.2.24

Con otra luz

Hay un hombre en el campo de batalla,
puede ser cualquier guerra, da lo mismo;
sufre, está solo, herido, se desangra
y alrededor, por fin, se apaga el ruido.
Nunca supo por qué ni preguntó;
le hablaron de la patria y de la fe,
mató por eso de morir por Dios,
y fue, sin miedo ni entusiasmo, cruel.
Llegó a la tarde de esta tarde fría
sin comprender aún todo su hartazgo,
con otra luz, más pálida, distinta,
se vio, por fin, al borde del barranco.
¿Por qué —demanda al viento de la muerte—
te encontré, Libertad, para perderte?

10.2.24

Vándala insumisa

Hay una luz anónima encendida,
que en medio de la noche silenciosa
parece la esperanza (esa mentira
tan hiriente y pesada como roca).
Como si algún poder fuera posible
(capaz, quiero decir) de cambiar algo,
buscamos sonreír para que el triste
no se avergüence de seguir luchando.
Nos llenamos de apremios y razones,
levantamos banderas e insistimos,
defendemos trincheras, miedo, errores,
sin decir nunca que tenemos frío.
¡Solo nos cuida, vándala insumisa,
la feroz lealtad de nuestra risa!

6.2.24

Héroe cansado

Por ella atravesó ríos de espanto,
supo de horrores, pérdidas, fatiga,
compartió con la muerte los pantanos
(esos que ves y nunca más olvidas).
Cruzó (no sin vergüenza) lindes, márgenes,
por eso del escudo y la bandera,
y el sacrificio nunca fue bastante
ni demasiada fue (jamás) la pérdida.
Si en nombre de la paz confiscó auroras,
comprendió (tarde ya) que fue un engaño;
los de siempre encendieron las antorchas
que incineran verdad y ciudadanos.
¡Qué inútiles dolor, sangre y medallas,
Patria regida siempre por canallas!

1.2.24

Drama sencillo

Su nombre es un lugar hoy apagado,
supo de ser y estar, marcó tendencias,
sus muslos encendieron e incendiaron
pensamientos de horror, lágrimas quietas.
Más de una vez alimentó distancias,
la amaron como al sol bajo la lluvia,
fue norte, guía, estrella y esperanza
(todas las cosas que no somos nunca).
Después, llegó, sin fe, la bestia hambrienta
para tragarse lágrimas y risas;
se fue cerrando, sin amor, la puerta,
dejando atrás asombro y maravilla.
Conmueve lo sencillo de su drama;
vivir más que la sombra de su fama.

27.1.24

Hasta los huesos

Lo veo atardecer en el asiento
de ese lugar común que somos todos,
se nota que ha vivido hasta los huesos
y esconde dos o tres dientes de lobo.
Tan sólo ayer brillaba su coraza,
devoraba experiencias y paisajes
(lo cuenta, sin apuro, la mirada
repleta de distancias y cadáveres).
Anida obligaciones, deudas, tiempo;
sereno navegante, la marea
que destilan sus formas y sus gestos
es hija del puñal de la conciencia.
Sonríe, perro viejo, dios sin fe,
y apura un sorbo más de su café.

24.1.24

Esas palabras

Amo el lugar común, esas palabras
que alimentan las horas de los días:
«Hola, qué tal, quién es, cómo te llamas,
no temas, yo también, gracias, sonrisa,
tan solo ayer, te escucho, imprescindible,
comprendo, todavía, vamos juntos,
altamar, sobremesa, nomeolvides,
te lo prometo, mágico, ninguno,
mañana, por supuesto, para todos,
lo sé, domingo, piano, luna llena,
recuerdos, porvenir, siempre, nosotros,
destino, enero, música, poeta,
camino, voz, anuncio, beso, flor,
contigo, para ti, te quiero. Amor».

19.1.24

Esa eres tú

para Gabriella

Entiendes que esta vez ninguno puede
tener idea de la magnitud
de una explosión así, porque conmueve
solo los patios que imaginas tú.
Sin embargo, también (si me perdonas
lo inútil de estos versos), considero
que si alguien sabe apaciguar las rocas,
esa eres tú. No vencerá el silencio.
Nosotros, tan ausentes y lejanos
del reto y su dolor, nos conmovemos
de tu entereza y tu valor, tan largos,
tan tuyos, tan hermosos, tan serenos.
Frente a la oscuridad, es tu coraje
la luz indispensable en este viaje.

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15.1.24

La alarma

La alarma suena gris, indiferente,
no sabe lo que marca, las fronteras
que delimita y el valor que tiene
tras cada lado de la misma puerta.
No conoce, el reloj, que nombra y fija
divisiones del ser: luces y sombras;
que existe por aquel que, en la vigilia,
sin poder escapar, cuenta las horas.
Los otros no; que el tiempo es relativo
según sean lugar y circunstancia:
son un instante amar, reír, ser niño;
son una eternidad sed y desgracias.
La alarma suena displicente y ciega,
sin entender quién va, quién es, quién llega.

11.1.24

De vez en cuando

El tiempo ni castiga ni perdona,
porque es un dios indiferente y ciego;
la vida es luz que viaja entre las sombras
que pueblan de vacío el universo.
Si nada es para qué, si el sueño guarda
malamente los nombres extraviados,
si la tarde nos tiñe y nos descalza,
¿por qué la sed, el beso y los abrazos?
A fuerza de arrastrar silencio y gritos
por callejones de inocencia trunca,
descarrilamos trenes y el abismo
se interpuso camino de la Luna.
Sin embargo, no sé, de vez en cuando,
compramos ilusión (de contrabando).

8.1.24

Tu amor es un hogar

para Alesia

Cómo decir de nuevo lo que sabes
sin que parezca ciega letanía,
locuaz repetición, flor de bastante
o abierta carcajada sin sonrisa.
Vamos a ver, estamos porque somos,
y sabemos las luces y los signos,
contigo me redimo del entorno
pues eres voluntad de sol y oxígeno.
Con tu serenidad todo lo salvas;
con tu dulzura, lo seduces todo;
y eres arte, lugar de paz, de calma.
Tu amor es el hogar para nosotros.
Gracias por ser mi amante, compañera,
de alma profunda, sabia y verdadera.

5.1.24

Por Gabriella

Gabriella es corazón y luz atenta,
muchacha que abrazó sus alegrías
con la felicidad de los que alberga
bajo la fe y la piel de la familia.
La vida, que es taller (el laberinto
por el que atravesó —conciencia y calma—),
la ha puesto justo al borde de un abismo
que habrá de superar con nuevas alas.
No siempre bastan fuerzas y entusiasmo,
carácter, ser de estar y puedo sola,
que a veces para dar el primer paso
se requieren alianzas, como ahora.
Juntemos corazones (y el pasaje),
Gaby pondrá las fuerzas y el coraje.

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3.1.24

Rosa y crisantemos

para Alejandra

Uno más. En la mesa de los tiempos
hallarás tu lugar. Sabrás tu espacio.
Serás las flores (rosa y crisantemos);
el aire puro que necesitamos.
Verte abrazar el mundo me convence
(por un momento al menos) del sentido
de ser, de estar, de perseguir —valiente—
la arena del futuro. ¿Ves el río?
Que nunca te seduzcan los que anuncian
mañana sin error, sin apostillas;
somos de barro, perseguimos dudas
y nos rodean piedras y mentiras.
No te rindas jamás. Que tu coraje
sea brújula amable de este viaje.