27.1.24

Hasta los huesos

Lo veo atardecer en el asiento
de ese lugar común que somos todos,
se nota que ha vivido hasta los huesos
y esconde dos o tres dientes de lobo.
Tan sólo ayer brillaba su coraza,
devoraba experiencias y paisajes
(lo cuenta, sin apuro, la mirada
repleta de distancias y cadáveres).
Anida obligaciones, deudas, tiempo;
sereno navegante, la marea
que destilan sus formas y sus gestos
es hija del puñal de la conciencia.
Sonríe, perro viejo, dios sin fe,
y apura un sorbo más de su café.

24.1.24

Esas palabras

Amo el lugar común, esas palabras
que alimentan las horas de los días:
«Hola, qué tal, quién es, cómo te llamas,
no temas, yo también, gracias, sonrisa,
tan solo ayer, te escucho, imprescindible,
comprendo, todavía, vamos juntos,
altamar, sobremesa, nomeolvides,
te lo prometo, mágico, ninguno,
mañana, por supuesto, para todos,
lo sé, domingo, piano, luna llena,
recuerdos, porvenir, siempre, nosotros,
destino, enero, música, poeta,
camino, voz, anuncio, beso, flor,
contigo, para ti, te quiero. Amor».

19.1.24

Esa eres tú

para Gabriella

Entiendes que esta vez ninguno puede
tener idea de la magnitud
de una explosión así, porque conmueve
solo los patios que imaginas tú.
Sin embargo, también (si me perdonas
lo inútil de estos versos), considero
que si alguien sabe apaciguar las rocas,
esa eres tú. No vencerá el silencio.
Nosotros, tan ausentes y lejanos
del reto y su dolor, nos conmovemos
de tu entereza y tu valor, tan largos,
tan tuyos, tan hermosos, tan serenos.
Frente a la oscuridad, es tu coraje
la luz indispensable en este viaje.

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15.1.24

La alarma

La alarma suena gris, indiferente,
no sabe lo que marca, las fronteras
que delimita y el valor que tiene
tras cada lado de la misma puerta.
No conoce, el reloj, que nombra y fija
divisiones del ser: luces y sombras;
que existe por aquel que, en la vigilia,
sin poder escapar, cuenta las horas.
Los otros no; que el tiempo es relativo
según sean lugar y circunstancia:
son un instante amar, reír, ser niño;
son una eternidad sed y desgracias.
La alarma suena displicente y ciega,
sin entender quién va, quién es, quién llega.

11.1.24

De vez en cuando

El tiempo ni castiga ni perdona,
porque es un dios indiferente y ciego;
la vida es luz que viaja entre las sombras
que pueblan de vacío el universo.
Si nada es para qué, si el sueño guarda
malamente los nombres extraviados,
si la tarde nos tiñe y nos descalza,
¿por qué la sed, el beso y los abrazos?
A fuerza de arrastrar silencio y gritos
por callejones de inocencia trunca,
descarrilamos trenes y el abismo
se interpuso camino de la Luna.
Sin embargo, no sé, de vez en cuando,
compramos ilusión (de contrabando).

8.1.24

Tu amor es un hogar

para Alesia

Cómo decir de nuevo lo que sabes
sin que parezca ciega letanía,
locuaz repetición, flor de bastante
o abierta carcajada sin sonrisa.
Vamos a ver, estamos porque somos,
y sabemos las luces y los signos,
contigo me redimo del entorno
pues eres voluntad de sol y oxígeno.
Con tu serenidad todo lo salvas;
con tu dulzura, lo seduces todo;
y eres arte, lugar de paz, de calma.
Tu amor es el hogar para nosotros.
Gracias por ser mi amante, compañera,
de alma profunda, sabia y verdadera.

5.1.24

Por Gabriella

Gabriella es corazón y luz atenta,
muchacha que abrazó sus alegrías
con la felicidad de los que alberga
bajo la fe y la piel de la familia.
La vida, que es taller (el laberinto
por el que atravesó —conciencia y calma—),
la ha puesto justo al borde de un abismo
que habrá de superar con nuevas alas.
No siempre bastan fuerzas y entusiasmo,
carácter, ser de estar y puedo sola,
que a veces para dar el primer paso
se requieren alianzas, como ahora.
Juntemos corazones (y el pasaje),
Gaby pondrá las fuerzas y el coraje.

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3.1.24

Rosa y crisantemos

para Alejandra

Uno más. En la mesa de los tiempos
hallarás tu lugar. Sabrás tu espacio.
Serás las flores (rosa y crisantemos);
el aire puro que necesitamos.
Verte abrazar el mundo me convence
(por un momento al menos) del sentido
de ser, de estar, de perseguir —valiente—
la arena del futuro. ¿Ves el río?
Que nunca te seduzcan los que anuncian
mañana sin error, sin apostillas;
somos de barro, perseguimos dudas
y nos rodean piedras y mentiras.
No te rindas jamás. Que tu coraje
sea brújula amable de este viaje.