9.9.10

Sin ti

Sin ti la vida es un lugar vacío,
recuerdo envenenado por la luna,
comida amarga, salvación ninguna,
pulmón avaro, dios muerto de frío.

Es pájaro sin sed, falso albedrío,
infame matorral, creciente hambruna,
inútil timonel de la fortuna,
infértil pescador de un seco río.

Me anidan buitres lánguidos el pecho;
la boca, sin querer, muerde promesas;
la piel, ayer jardín, es hoy desecho.

De nada sirven lámparas ni mesas;
las penas, esas bestias al acecho,
tan solo morirán si tú regresas.

4.8.10

El amor es un tigre

El amor es un tigre que se viste de blanco,
un veneno incurable con esencias de miel,
una puerta que mira con envidia al barranco,
una luz en las manos y una sombra en la piel.
El amor es la patria desleal de los sueños,
el refugio vacío, la pequeña esperanza,
es un alma de esclavo que en sus ojos sin dueños,
no conoce un motivo, pero sigue y avanza.
El amor es el juicio que hace un dios confundido,
que no entiende los besos, la caricia en la voz,
el andar de la mano por el hielo encendido,
ni el abrazo tan tierno, tan sutil, tan feroz.
El amor es el arma que traiciona al suicida;
cuando quiere matarse, lo devuelve a la vida

2.7.10

Para ti

Para ti, por tus ojos de palabras seguras,
desde el fondo de un tiempo sin lugar y sin fe,
bajo el peso de todas las ventanas oscuras,
hasta el sol que la sombra me deshizo en el pie.
Para ti, por tus dedos cuya música inquieta
fantasea en mis hombros con azul claridad,
por la estrella y la rosa y el jardín y el cometa
repetidos por tantos sin la sed ni la edad.
Por la lengua que hablamos en el reino que un día,
por besarte los labios, conquisté sin pudor,
por el verso olvidado de infantil poesía
con que en otra existencia quise hablarte de amor.
Por tus manos desnudas que has vestido de mí;
por mi casa vacía que he poblado de ti.

25.6.10

Otra vez

Otra vez la bandera desafiante en el asta,
y las hordas que llueven contra el viejo cañón
y el calor que se atreve y el sudor que no basta
y la nada aprendida de esa antigua lección.
No hay trinchera en la playa que impida el desembarco,
los del norte ya saben los rumbos de este sur,
volverán con su aliento de ayuno, seco y parco,
con sus bocas mordidas, con sed por el albur.
Resistir o entregarse da lo mismo, los hados
no conocen el miedo, la piedad, la ilusión;
si existir es rendirle nuestra suerte a los dados,
¡bienvenida a estos valles la sangrienta legión!
Qué importa que la vida carezca de motivo
si la voz que te invade te miente que estás vivo.

19.6.10

Mi padre

Soñó pero sus sueños los hicieron pedazos
—un león que no hiere se olvida que es león—.
Las ideas son vientos inútiles sin brazos
que transformen sus verbos en asombro y acción.
Yo lo vi enamorado del amor de mi madre,
casi siempre tormenta, casi siempre verdad;
con abismos y furias, aprendiz de ser padre,
con senderos y piedras, con tanta humanidad.
Cultivó las memorias que le dieron sentido.
Se cansó de traidores. Con la fe triste y rota
un domingo en la tarde se abrazó del olvido
en las alas de trapo de una estéril gaviota.
Hoy es solo un recuerdo que se pierde en la nada;
me dejó sus temores, su sed, su carcajada.

29.5.10

La palabra

La palabra alimenta como púrpura ardiente
y su olor de ancla vieja cristaliza la voz,
su uniforme recuerda la ilusión de un valiente
que perdió en el combate su jazmín más feroz.
Ella alumbra las negras estaciones del miedo,
justifica las ganas que caminan la piel,
es la sangre en la arena miserable del ruedo,
la nación de la tinta, la razón del papel.
No le teme al silencio que respira el cobarde,
no le asusta la noche que se come el jardín,
tiene sueños de aurora bajo el sol de la tarde,
es la flor de los versos y el puñal del pasquín.
La palabra sostiene, rompe, brilla, ejecuta,
con modales de virgen y experiencia de puta.

21.5.10

En el fondo ya sabes

En el fondo ya sabes que no existe la orquesta,
que la música es solo la canción de unos huesos
celebrando sus bailes al final de una cuesta
despertada en tus labios y rendida sin besos.
El amor es la sombra de tu fuga indecisa,
del recuerdo borracho de perfumes y olvido,
de un suicida que espera liberar la cornisa
con un salto macabro y a la vez divertido.
La tragedia no tiene, ni en tus pies ni en tu cama,
un espacio que alivie su palabra desnuda,
el camino que sigues no es infame, no hay drama
en tus días vacíos o en tu fe sordomuda.
No te anuncias valiente, no te juzgas cobarde;
bajarás al silencio y, otra vez, será tarde.

9.5.10

Ser madre

El hambre no la asusta porque sabe que puede
resistir a los golpes con arrojo y audacia,
no reclama, no llora, no renuncia, no cede,
que en su piel ya no cabe la piel de la desgracia.
No lamenta la herida que tienta su coraje,
ya conoce que el miedo no sirve ni alimenta,
si tiene que lucirse misteriosa o salvaje,
no es la lluvia, es el rayo que enciende la tormenta.
Por sus crías expone la huella y el latido,
se arriesga en los peligros convencida que todo
se resume en la sangre de la herencia que ha sido
su ayer, y es su futuro y su ser y su modo.
No hay varón más valiente. No hay razón que le cuadre.
Le viene del instinto la fuerza de ser madre.

3.5.10

El rey

Los reyes sometidos lo miran con respeto
y le juran ser fieles y le dan sus riquezas,
sus vírgenes sagradas, su magia y el secreto
de sus dioses callados y sus falsas grandezas.
Poderoso y soberbio, transmite en su mirada
la sentencia de muerte, la gracia o el perdón;
deshechos sus rivales, victoriosa su espada,
ya no encuentra en la vida motivo ni razón.
Triunfador absoluto, sin embargo se siente
vencido por la sangre de su sueño imperial,
cansado de la guerra, y débil e impotente
de saber que es humano y efímero y mortal.
Sus lágrimas son ríos en la orilla serena,
entiende que su gloria será polvo y arena.

25.4.10

La página en blanco

La página no sabe del temor que le tengo,
no espera mis excusas, no le importan mis pasos,
no busca, no precisa, no pregunta si vengo,
si voy, si me emociono, si persigo fracasos.
Escribir es tan solo correr porque la muerte
se confunda los nombres, se despiste, se atrase
meditando este verso, leyéndonos la suerte,
sin saber la palabra que termina esta frase.
La página me ignora, no me ignoran los ojos
que siguen estas letras, que repiten mis labios,
que son como las llaves que aligeran cerrojos,
o son como los ciegos, infantilmente sabios.
Sabemos que no hay nada que destruya el olvido;
escribir es tan solo morir haciendo ruido.

18.4.10

El tigre

Nació como un rugido, sin lágrimas ni miedo,
la sangre que lo auspicia le anuncia su verdad,
no conoce otra norma que la ley del yo puedo,
su aliento reposado reclama libertad.
No medita distancias entre risas y llanto,
no hay amor en su pecho, no hay fe en su corazón,
el cielo no lo asombra, no vibra con el canto,
jamás sabrá del tiempo ni tendrá una ilusión.
Atraviesa la vida despreciando la nada,
no hay orgullo en sus ojos, ni en su piel hay sorpresa,
no ha mirado la muerte que guarda su mirada,
y si el hambre lo busca no perdona a su presa.
El tigre no pretende, no es piadoso ni es cruel,
el tigre siempre es tigre, ¡el tigre siempre es él!

12.4.10

Lima

Mi Lima no es la plaza que escupe indiferentes
o cobardes hambrientos de fe y aristocracia;
la ciudad de mi infancia tiene sucios los dientes
de tristezas pasmadas y de alguna desgracia.
Es la voz de mi padre presentándome el mundo,
y el valor de mi madre protegiendo a sus crías,
y un amor que resiste, terminal y fecundo,
y el bien de mis hermanos, y dos melancolías.
No es la puerta viscosa de falsas confesiones,
ni el polvo empalagoso de sus patios sin gloria,
no es el cielo nublado, sin tiempo ni estaciones,
ni el inútil sendero que se olvida mi historia.
La Lima que me habita comulga risa y pena
así como su lluvia, desgraciada y serena.

5.4.10

Vuelvo al soneto

Vuelvo al soneto, compañero de armas,
caballo fiel sin riendas ni montura,
que goza en el temor y en las alarmas,
que es la serenidad y es la locura.
Regreso a cabalgar, sin ilusiones,
en los catorce versos de su orgullo,
vuelvo a lanzar proclamas, maldiciones
y furias contra el viento del murmullo.
Que se muera el silencio, por cobarde,
que se muera la paz, cómplice y quieta,
que para ser incendio nunca es tarde
y para ser valiente no hay receta.
Inútil es la vida peligrosa,
inútil como todo, pero hermosa.

18.1.10

Estás como las alas del sendero

Estás como las alas del sendero
al borde de tu vida y de tus pies,
parece que me buscas y te espero,
veremos si alcanzamos a después.
Parece que se viste de esperanza
la desesperación que yo no alcanza
-por culpa de una vieja cicatriz-
para ser hojas, para ser raíz,
para ser el lugar donde me miro,
para ser tu silencio y ser tu voz,
para ser mansamente o ser feroz
tus manos, tu palabra, tu suspiro.
Estás serena, rama de bambú
que ignoras que eres todo y eres tú.