[escuchar el soneto]
Una copa vacía y unos labios,
unos muslos que ceden a la ausencia,
unos consejos húmedos y sabios,
un “qué puedes perder” y una advertencia.
Una música ciega, pretenciosa,
unas manos que buscan otras manos,
unos ojos sin luz, una jugosa
boca sin besos simples, cotidianos.
Unos pies que se entregan a la sombra,
una falda que baila a la deriva,
unas ganas de ser la voz que nombra,
la fe sin luz, la piel en carne viva.
Una nueva y absurda madrugada
al borde del abismo. Todo y nada.
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