[escuchar el soneto]
Eres reina sin rey y sin palacio,
vives de la emoción de un fuego ajeno,
te niegas a intentar, a ser el trueno
fugaz de una pasión. Huyes despacio.
Un cuerpo solo nunca es algo bueno,
unos muslos vacíos son de sal,
unas manos con sed son de cristal,
unos labios sin besos, son veneno.
Solo hay un juego, solo una victoria,
solo una voz, ansiosa pero muda,
nada de eternidad, nada de gloria.
Eres reina, despréndete la duda,
búscate, sin temor y sin historia,
al borde del placer, simple y desnuda.
1 comentario:
A veces las reinas también se enamoran de los sapos creyendo poder convertirlos en príncipes consortes, pero al final sólo se quedan con el sapo... no culpen al batracio, culpen a los cuentos de hadas... un abrazo, Maestro.
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