9.5.10

Ser madre

El hambre no la asusta porque sabe que puede
resistir a los golpes con arrojo y audacia,
no reclama, no llora, no renuncia, no cede,
que en su piel ya no cabe la piel de la desgracia.
No lamenta la herida que tienta su coraje,
ya conoce que el miedo no sirve ni alimenta,
si tiene que lucirse misteriosa o salvaje,
no es la lluvia, es el rayo que enciende la tormenta.
Por sus crías expone la huella y el latido,
se arriesga en los peligros convencida que todo
se resume en la sangre de la herencia que ha sido
su ayer, y es su futuro y su ser y su modo.
No hay varón más valiente. No hay razón que le cuadre.
Le viene del instinto la fuerza de ser madre.

1 comentario:

Melba Reyes A. dijo...


Estupendos sonetos. FELICITACIONES.

Salud♥s desde Nicaragua.