Hay una sensación en el ambiente
que causa resquemor, ansias, desvelo,
terciana, escalofrío, desconsuelo
y agotamiento súbito de mente.
Hace un apasionado del renuente
(primera vez que digo y lo revelo)
por órdenes que manda el cerebelo
—feraz— al corazón impertinente.
Después, toda la piel se crispa, brama,
y una flor se convierte en una roca
y un pétalo se anuncia, tronco y rama.
Aquello que nos pierde y equivoca,
confieso que no sé cómo se llama
(lo sabe quien ha andado en otra boca).
En Facebook existe el grupo «Jornada mensual de sonetos» en el que algunas veces participo y allí se lanzó el reto de escribir un soneto con las ocho primeras rimas propuestas y obligatorias.
1 comentario:
Tus sonetos son siempre excelentes, José Luis. No me anoto en el grupo de FB porque seguro van a terminar echándome, como me echaron de uno de lectores. Es una pena que no se puedan compartir estas cosas no siendo miembro del grupo.
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