25.2.11

Polinices murió

Polinices murió -¡qué cuerpo inerte!-
en una guerra imbécil -fratricida-;
su cadáver será gentil comida
de perros y de buitres, ¡qué tal muerte!

Creonte ha decretado, duro y fuerte,
ese final tan cruel -¡así es la vida!-,
pero Antígona es terca y atrevida
y entierra a su hermanito, ¡qué tal suerte!

Que sí, que no, y empieza la tragedia
y el reto y la condena y el suicidio
que ni cura, ni salva, ni remedia.

Hemón se mata -¡idiota!- y el ofidio
de Creonte -su papi- muerde, asedia
y se queda solito, ¡qué fastidio!

23.2.11

El desamor

Es la ocasión para encender el fuego,
para tensar el arco sin premura,
para justificarse la amargura
y maldecir las reglas de este juego.

Es la razón para escupir y, luego,
cerrar la mano, miserable y dura,
para calzar de nuevo la armadura
y llenar de cuchillos el talego.

Es el último instante que nos queda
para mostrar el alma diminuta,
las uñas sucias y la polvareda.

Es el momento de torcer la ruta
y darle la razón a la moneda
que nos compra los besos de una puta.

21.2.11

No es el brillo vulgar

No es el brillo vulgar de las monedas,
ni es el rato de ser altar y todo,
ni el vino pendular, ni el falso modo
de acariciar los muslos entre sedas.

No es el pan ni es el coche cuyas ruedas
la llevan como reina; no es el codo
con que el tipo señala el acomodo
de ese comfort que es suyo "mientras puedas".

No es el collar de perlas que el idiota
le promete sediento cuando avanza
devorando sus plumas de gaviota.

Es algo que se enreda en esa danza
de muchacha gentil y mujer rota;
es la maldita sed de la esperanza...

20.2.11

Porque somos olvido

Porque somos olvido o ya no somos
pero queremos ser -¡qué tontería!-,
vamos a pelo cabalgando en lomos
de esa yegua feroz, la Poesía.
Rechazamos el beso de la muerte,
albergamos inútiles futuros,
intentamos cabriolas con la suerte
y escupimos palabras en los muros.
El futuro no existe, pero existe;
no estaremos en él, pero estaremos
en la piel de otra piel que se desviste
o en el borde de todos los extremos.
Todo verso es error. Acto fallido
de mendigar memorias al olvido.

19.2.11

Fuera bueno

Fuera bueno que fuera que los niños
rieran sin temor en las ventanas,
que la rosa cubriera los fusiles
y el viento disolviera la metralla.
Que a los golpes de amor se hiciera inútil
la punta miserable de la espada
o que las risas dulces de los viejos
distrajeran los rumbos de las balas.
Que un caballero para serlo fuera
enemigo del plomo y de la daga,
que, confundidos, todos los misiles
dejaran de servir, como si nada.
Fuera bueno que fuera que los hombres
fueran de nuevo de la especie humana.

18.2.11

A secas

Hacerlo sin escándalo ni miedo,
sin las odiosas noches de agonía,
sin hastaluegos, sin melancolía,
sin últimos minutos, sin enredo.

Sin aceptar más fe que la del credo
que nos supo dictar la fantasía,
sin pedirle permiso a la osadía,
sin tragedia. Total, importa un bledo.

Marcharse sin suspiros, sin congoja,
defraudar, ¿por qué no?, las hipotecas,
y arruinar, una vez, la paradoja.

Irse con burla, como haciendo muecas,
sin esperar que nadie nos recoja.
Largarse así no más. Morirse a secas.

17.2.11

Helena, la de Troya

Helena, la de Troya (lo lamento),
fue tan solo una excusa, una jugada
de Agamenón, que tuvo claro el cuento
de la preciosa tonta secuestrada.
Si Menelao, el célebre cornudo,
fue parte del budín, no hay gran certeza;
se conoce que Paris, ¡qué suertudo!,
la tuvo fácil sin tener cabeza...
Si Príamo lo supo (el entripado)
seguro se curó de cualquier duda
al ver a Helena (¡viejo entusiasmado!)
nadando inútil, húmeda y desnuda.
Homero (by the way) dicen que dijo
que el padre fue a pescar antes que el hijo...

16.2.11

Ulises fue un guasón

Ulises fue un guasón, un mal payaso,
que en nombre de quién sabe qué medalla
se fue a la guerra en Troya, ¡qué canalla!,
y a la reina dejó, pronta al mal paso.

Que todo se le enreda en el ocaso
que el barco se le arruina, se le encalla,
que el cíclope no da nunca la talla
y que la expedición es un fracaso.

Dos décadas moviendo la osamenta
entre sirenas y entre monstruos fieros
sin que falte el placer... (sal y pimienta).

La historia callará, pero sus fueros
conocen la verdad: vivió contenta
Penélope al vaivén de sus obreros.

15.2.11

Noche de masas

Noche de masas tiernas y fugaces
que llegan y que van, como el olvido
fugaces como el sol que anda sin ruido
y tiernas como el mar de los audaces.

Inútil que protestes o amenaces,
han de llegar sus bocas y, atrevido,
ha de insistir -el cuento- arrepentido
de sus historias dulces y falaces.

No hay forma de escapar, cruzado el puente
se cierran los caminos y los miedos
nos miran complacidos, frente a frente.

Inútil es correr o estarse quedos,
el gigante, voraz e indiferente,
ya nos tiene cogidos por los dedos.

14.2.11

El gesto de Penélope

El gesto de Penélope es el mismo
con Mozart o sin él, la pobre tipa
teje y desteje -tripa que destripa-
con algo de temor, con egoísmo.

No sabe si es amor o es fanatismo;
Ulises fue un cretino y la chiripa
del tiempo lo redime, ¡por la pipa
que un día lo parió con tal lirismo!

Lo cierto es que Penélope conoce
del juicio de la historia y sus tinteros
y se pinta leal, sin sed ni goce.

Lo cierto (¡qué nos cuesta se sinceros!)
es que entre sombras, cuando dan las doce,
se ofrece, sin pasión, a unos obreros.