Noche de masas tiernas y fugaces
que llegan y que van, como el olvido
fugaces como el sol que anda sin ruido
y tiernas como el mar de los audaces.
Inútil que protestes o amenaces,
han de llegar sus bocas y, atrevido,
ha de insistir -el cuento- arrepentido
de sus historias dulces y falaces.
No hay forma de escapar, cruzado el puente
se cierran los caminos y los miedos
nos miran complacidos, frente a frente.
Inútil es correr o estarse quedos,
el gigante, voraz e indiferente,
ya nos tiene cogidos por los dedos.
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