para Alesia
con la serenidad del marinero
que sabe que las olas más violentas,
para matar, tienen que herir primero.
Llevas la paz del que no debe nada
ni a las luces del sol ni a las oscuras
cavernas del temor. En tu mirada
no hay tardes frías ni respuestas duras.
Eres, cómo decirlo, indispensable;
porque entre tanta piedra y tanta arena,
tu voz tranquila, tu presencia amable,
convierten nuestro barro en gente buena.
Gracias por tu existencia, por tu amor,
por la oportunidad de ser mejor.
1 comentario:
Interesante blog de sonetos que enlazo para volver de evz en cuando por aquí.
Saludos cordiales desde España.
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