13.5.09

Hay una rubia bajo mi ventana

[escuchar el soneto]

Hay una rubia bajo mi ventana
(son diecisiete pisos, por si acaso)
la miro mientras odio aquella bata
que me niega sus muslos (allá abajo).
Parece distraída, ensimismada.
(¿Pensará en mí?) Del humo del cigarro
sus labios crean formas. La palabra
se me atraca en la boca (me he atorado).
La cebolla que pico en la cocina
me pica en la nariz y en la faringe,
mientras la rubia fuma pensativa.
Sabemos la verdad, soy invisible;
la rubia es de cristal, y lo que escriba
servirá a los demás. Y no me sirve.

6.5.09

Hay una rubia que me mira inmóvil

[escuchar el soneto]

Hay una rubia que me mira inmóvil
detrás de los adornos del bikini,
mientras yo corto la cebolla indócil
pensando que es difícil, muy difícil.
De tanto estar parado, la trombosis
amenaza mis piernas y la artritis
quiere vengar los kilos en el cóccix,
mientras la rubia me dedica un brindis.
Yo correspondo amable (que es preciso
no permitir que nos arruine el cuerpo
este momento grave y decisivo).
La rubia me saluda desde lejos
y roto, pero nunca arrepentido,
sonrío como todo un caballero.