26.2.09

El amor es tres puntos suspensivos

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El amor es tres puntos suspensivos;
la soledad, tal vez, un punto y coma;
los amigos, paréntesis; corchetes
son los vecinos (cuando son personas).
La muchacha que pasa es los dos puntos
(dos pechos, dos motivos, dos alforjas);
un asterisco infame y sin sentido
es esa vieja cínica y chismosa.
Reír es verbo (está en infinitivo);
llorando está en gerundio; estrepitosa
es grave; miserable es adjetivo;
regresa, imperativo; y en la boca
el beso sustantivo de la muerte
es el punto final. Bye, mariposa.

18.2.09

No corro por el tren ni por el taxi

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No corro por el tren ni por el taxi,
no me pongo a sudar la gota gorda
para explicarle a un tipo que me estorba
su estupidez de fronterizo (o casi).
No quiero la manzana ni la torta,
ni la última sangre de ese cáliz
hecho de fanatismo para el frágil
que carga con sus miedos en la alforja.
No busco bien ni mal para salvarme
o perderme (total, me da lo mismo).
No me incomodan perros ni rufianes
más allá de seis metros de mi ombligo.
Discúlpenme los pésimos modales,
soy el hijo bastardo del olvido.

11.2.09

Me gusta en las mujeres la mirada

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Me gusta en las mujeres la mirada,
el escote de escándalo o promesa,
los modales debajo de la mesa
y ese creer y no creer en nada.

Me gusta la cadera entusiasmada,
los muslos desboscados, la sorpresa
de los pechos silbando, la traviesa
mano que se desliza afortunada.

Me gustan la palabra y el cabello,
los ojos de explosión y amanecer,
las orejas, los párpados y el cuello.

Sus caminos, sus besos, su poder,
su asombro, su estallido, su destello,
sus labios clandestinos de mujer.

4.2.09

Que muera la verdad si entre sus manos

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Que muera la verdad si entre sus manos
el dolor es más grueso o más enano,
que muera la verdad si entre sus besos
se me rompe el amor hueso por hueso,
que muera la verdad si sus palabras
son la feroz aguja que me labra,
que muera la verdad si sus firmezas
le ponen precio y sangre a mi cabeza,
que muera la verdad con sus visiones
y que Dios –que no existe– me perdone,
que muera la verdad con sus fragancias
que tienen más de polvo y arrogancia,
que muera la verdad con sus gemidos,
sus orgasmos, su lápida y su olvido.