11.11.16

Los bárbaros

Los bárbaros tendrán voces de nuevo,
volverán sus capuchas, sus antorchas,
la histeria desatada, los infiernos
de las cruces ardiendo en las auroras.

Ya tienen capitán, sed, privilegios,
complejos que saldar, ventanas sordas,
iluminados de resentimientos
van escupiendo su rencor idiota.

Abriremos trincheras. El silencio
será vergüenza cómplice y traidora.
Nos pondremos de pie frente a los cuervos.

La paz de los abuelos está rota.
¡Vamos a cabalgar sobre los miedos,
que somos el futuro y su victoria!

18.10.16

«Gloria a la cucaracha que fastidia»

«Gloria a la cucaracha que fastidia»
y a la hormiga constante —pertinaz—,
gloria a la pulga en su ritual perfidia
y a la rata bubónica y audaz.
Gloria al volcán que ruge con descaro
y al huracán que arranca las raíces,
gloria a los cataclismos y gloria, claro,
a sus temblores suaves y aprendices.
Gloria a las bombas y a la guerra absurda
con que se matan hombres y mujeres,
gloria al rencor y a la venganza burda
que hoy parece el placer de los placeres.
Con tanta mala leche en nuestra historia,
no hay mejor escondite que la gloria.


En Facebook existe el grupo «Jornada mensual de sonetos» en el que algunas veces participo y allí se lanzó el reto de escribir un soneto con el pie (cabeza en este caso) que se menciona en el título.

29.9.16

47

Te recuerdo, mamá —querida y noble—, 
manos de pan y corazón urgente. 
Te mantienes, papá —vértigo y roble—, 
mármol quebrado —tierno, irreverente—. 
La arena avanza, casi dulce y quieta, 
nada conmueven lágrimas ni exceso, 
la sed no alcanza ni el dolor respeta 
la piel del niño que llevamos preso. 
Todo se acaba, menos el vacío, 
todo se puede, menos regresar;
la existencia —lo sé— va como un río 
que se abandona para hacerse mar. 
No comprende temores ni tristeza
quien abraza al amor y su belleza.