17.12.08

No pronuncio tu nombre, no te llamo

[escuchar el soneto]

No pronuncio tu nombre, no te llamo,
no le digo ni al viento que en tu pechos
ayer nacieron lágrimas y helechos,
y ni lo sabes tú, ni lo reclamo.
Me he quedado sin lengua, mi silencio
aprendió de las voces, y mis labios
llevan el sello gris con que los sabios
no hablaron más. Me salvo y me sentencio.
Que nadie sepa de tu piel de escándalo,
que nadie beba de tus pies hambrientos,
ni de tus dedos húmedos –sedientos–,
ni de tu cuello –azar– frágil y vándalo.
Nadie sabe de ti, nadie te siente,
espera que te mire o que te invente.

10.12.08

En un hotel cualquiera se marchita

[escuchar el soneto]

En un hotel cualquiera se marchita
lo que te queda aún de la fragancia
que derramó en tus cuentos de la infancia
la primera emoción de aquella cita.

No tienes ilusión, la estalactita
de lo que ya no importa y su distancia
te transformaron con brutal constancia
en algo que se pone y que se quita.

Tu sonrisa es la historia que cien veces
insinúas, rebelas, limpias, grabas;
estéril mar sin algas y sin peces.

Miras, prometes, rompes, menoscabas
y de tanto besar las pequeñeces
has perdido tu nombre entre las babas.

3.12.08

Solo en tus fuerzas, solo en tu camino

[escuchar el soneto]

Solo en tus fuerzas, solo en tu camino,
solo en tu hígado y en tus intestinos.
Solo en tu voluntad, solo en tu espada,
solo en tus manos, sucias y gastadas.
Solo en tus pies descalzos y en tu día,
solo en tus lágrimas y en tus alegrías.
Solo en tu decisión, solo en tu resto,
solo en tus pretensiones y en tus gestos.
Solo en tus piedras y en tu precipicio,
solo en tus cicatrices y en tus vicios.
Solo en la voluntad que te acompaña
todas las tardes, todas las mañanas.
Solo puedes confiar solo en ti mismo
cuando vas caminando sobre abismos.