29.4.09

Hay una rubia, siempre hay una rubia

[escuchar el soneto]

Hay una rubia, siempre hay una rubia
que mira desde lejos, soberana,
con la elocuencia de la que disfruta
de saber que la observo a la distancia.
Muestra los brazos, muestra la cintura,
muestra el mar de caderas inflamadas,
muestra los pechos (que una tela intrusa
esconde mal) y muestra la mirada.
Los años no son pocos en su boca
pero sus ojos muerden juventudes,
y sus manos, lejanas, me provocan.
Hay una rubia. Soy un transeúnte
que la ve desde lejos. Soy la sombra
que entre todas las sombras, se diluye.

22.4.09

Hay una rubia hambrienta en la piscina

[escuchar el soneto]

Hay una rubia hambrienta en la piscina
o eso parece (desde mi cocina),
tiene las piernas graves y doradas,
y una ambición de sangre en sus pisadas.
Pasea como un gallo de pelea
(que me crea tan solo el que me crea),
moviendo las caderas armoniosa
(¿será exceso de alcohol o de glucosa?)
Levanta la mirada y me sorprende
con lengua de reptil y ojos de duende,
sorprendido al antojo, me sonrojo
y ella sonríe mientras guiña un ojo.
Hay una rubia hambrienta en la piscina
y yo corto cebolla en la cocina.

16.4.09

Ya está escrito, según dicen los dioses

[escuchar el soneto]

Ya está escrito, según dicen los dioses;
inútil el coraje vespertino,
inútil resistir a los adioses
o detener la nave del destino.
No hay razón contra Dios -porque no existe-,
no hay razón contra el sol -porque no siente-,
será mi carcajada risa triste
y tus ojos serán mi luz ausente.
Mañana será el fin pero mañana
no ha llegado a tu cuerpo todavía;
quien no se atreve a combatir, no gana,
se apaga un corazón sin fantasía.
Nunca es inútil defender el puente,
aunque la reina mire indiferente.