15.1.12

Venga el soneto

Venga el soneto, pues, como un saludo,
como abrazo que ignora la distancia,
con su sonora y terca consonancia
y con su acento en seis, como un escudo.

Venga el soneto azul, que nunca mudo
ha de quedar quien goza la fragancia
de este verso ancestral cuya constancia
deja al silencio frágil y desnudo.

Ignoro -que ignorar es mi destino-
los ojos que me leen desde lejos
y perdonan mi torpe desatino.

Si la vida es el mar, en sus reflejos
se encuentran el amante, el asesino
y el poeta, señor de estos festejos.