19.4.25

Can Didato

Buenas tardes, caballeros,
damas de la concurrencia,
majestades, excelencia,
trabajadores y obreros:

Vengo a defender los fueros
del bien y de la decencia
(y a enfrentar la decadencia
de tiempos burdos, groseros).

Cambiaremos todo (norma
para que no cambie nada,
que el fondo cede a la forma).

¡Vota por mí, Patria amada!
¡Propongo la gran reforma
de pintarnos la fachada!

17.4.25

Las tentaciones

Le dijo que no, que espere,
que no era cosa de risa,
que el frío no es siempre nieve
ni siempre es roja, la tinta.
Le dijo que sí, que ya,
que después se vuelve nunca,
que entre el amor y el amar
hay mundos, abismos, dudas.
Y explicó (con las palabras,
los gestos, la sed, la boca)
y el pozo de las distancias
se desbordó de farolas.
La piedra, la gota de agua,
la chispa, el viento, la fragua...

13.4.25

Un hombre y una cerveza

Un hombre mira la calle
y una lata de cerveza
lo acompaña, ¿qué detalle
da vueltas en su cabeza?
No está triste ni feliz,
no hay presagio en su mirada,
ni sueños ni cicatriz;
absolutamente nada.
No espera ni desespera,
no se agobia ni medita;
su gesto es media bandera,
no se cansa ni se agita.
Un hombre y una cerveza,
¡qué terror! (Y qué belleza).

11.4.25

La frontera

Un padre (sabes, sabemos),
hace lo mejor posible,
pero el viento y sus extremos
hieren con garra invisible.
¿Cuánto intuye la paloma
del valor del palomar?
Solo el instinto la doma:
grano, grito, ser, volar.
Uno cruza la frontera
siempre, nunca y una vez;
la frustración de la espera
convierte al testigo en juez.
¿Cuál es mejor, la persona
que condena o que perdona?

5.4.25

No te confundas

No te confundas, la sombra
lleva el ritmo, la constante;
la luz es solo un instante
que existe mientras se nombra.
La noche del universo
(barco al garete, perdido)
compone un ritmo perverso
que antes que música es ruido.
Marcha el infinito espacio
sin fe ni desasosiego,
tan veloz como despacio,
tan visionario y tan ciego.
Le son lo mismo una ortiga,
la humanidad y una hormiga.

3.4.25

La piedra

La piedra no siente, espera
con la paciencia del tiempo
que va arrastrando la arena
como un huracán sereno.
Si a veces el monte tiembla,
si otras se conmueve el suelo,
no es rabia, dolor ni pena,
solo es vida, movimiento.
No obstante, una tarde (de esas
que todos recordaremos)
alguien lanza la primera
(como advertencia o ejemplo).
Después —las otras, brutales—,
rompen huesos y cristales.

1.4.25

La tormenta

Ayer la lluvia era sombra
que en la palma repetía
la boca que no se nombra
cuando palidece el día.
Su piel transitaba voces
que el silencio sospechaba,
luz de caricias y roces
que era sed, por no ser baba.
Ninguno entiende el conjuro
que es arena cuando moja
y es piedra rompiendo el muro
que oculta una alfombra roja.
La marcha, dulce y violenta;
leve y feroz, la tormenta.

30.3.25

Nada y todo

La vida, ¿triste, graciosa?,
nos cambia de cualquier modo;
mañana seremos lodo
y, ayer no más, fuimos rosa.

Si hasta la fiel mariposa
se pierde por el recodo
de la lluvia; nada y todo
parecen la misma cosa.

Porque entre el ser y el no ser,
(silencio que tienta al ruido)
Dios alimenta el poder.

Él, que no existe ni ha sido,
luz sin mañana ni ayer;
sombra, sed, temor y olvido.

8.3.25

Así no más

Para Alejandra, este 8 de marzo

«Así no más», te dicen, «no reclames,
que existir lleva lágrima y herida;
si te duelen las llagas, te las lames;
di siempre por favor, sé agradecida...».
Te quieren tierna y dulce («¡qué amorosa!»),
satisfecha, entusiasta («¿qué más quieres?»),
un poquito rebelde («pero, hermosa...»)
y positiva («porque las mujeres...»).
Tú repite que no; sé el cataclismo,
la fuerza de las olas, la tormenta,
la sal, la sed, los ojos de ese abismo
llamado libertad, pan que alimenta.
Levanta el puño, enciende la mirada
la lucha será amable... y despiadada.

19.1.25

Para Alejandra

Solo quiero decir: No tengas miedo;
no dejes que el temor guíe tus pasos,
repite la oración laica: «Yo puedo
contra la duda, el hambre y los fracasos».
Resiste, como el junco o como el roble,
pero jamás abraces la tristeza;
la desesperación nunca es más noble
ni más leal ni tiene más belleza.
No des el corazón a la Enemiga,
no aceptes el chantaje del dolor;
que nunca te aconsejen la fatiga
ni el cobarde runrún: «...es lo mejor».
Que el miedo no florezca en tus rosales
ni ensucie con su baba tus cristales.

8.1.25

Cada enero

para Alesia, infinita

Un mundo que parece desquiciado
con tanta mancha azul que hasta da miedo;
las patas de la bestia y el costado
sangrante con que Dios dice "no puedo".
La gente miserable y egoísta
que incendia voluntades e ilusiones;
los brutos que no entienden que el artista
nos regala el futuro en sus canciones.
Y a pesar de eso tanto y de esa nada,
respondes con amor y con nobleza,
nos ofreces la luz de tu mirada,
tu exquisita dulzura y tu belleza.
Cada enero celebro, con los tristes,
saber que estás, que alumbras y que existes.

3.1.25

Oración laica

para que la repitas y te acompañe, Alelucha


Que la traición no rompa mi esperanza;
que no me entregue nunca a la fatiga;
que recuerde quién soy; que la balanza
no la incline a favor de la Enemiga.
Que tenga voluntad, fuerza, coraje;
que sepa decir "no" cuando es preciso;
que venza mi persona al personaje
y el debe-ser al falso compromiso.
Que el miedo no decida mis acciones,
que aprenda a ser mejor; que cada día
pueda entender y tome decisiones
complicadas, o no, con alegría.
Que le recuerde siempre al alma triste
que la felicidad salva; y existe.