Sé muy bien que bien saben que no es ocho
nada cercano al once tan querido,
pero el budín, también, sin ser bizcocho
pudiera agradecerse, de servido.
Por eso es que me atrevo con el gesto
de poner este enlace transgresor
del once ambicionado y manifiesto.
(¡Perdóneme! Fue solo por amor).
Y si acaso se atreve y se pasea
alguna piadosísima mirada
prometo que verá lucha y pelea
y ganas de ser todo ante la nada.
Las coplas no serán nunca soneto,
mas no hay por qué perderles el respeto.
3 comentarios:
Coplas nunca serán polcas,
ni soneto petrarquista;
pero alabarlas es justo:
siguen bailando en la pista.
Hermoso soneto chespiríneo,maestro.
Dices bien, siguen las coplas
sobreviviendo en la vida,
a fuerza de andar verdades
y de combatir mentiras.
Tienes toda la razón. Los huevos con patatas tampoco son caviar. Pero si se come todos los días caviar, de vez en cuando apetece un par de huevos con patatas.
Buenísimo el soneto.
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