29.5.10

La palabra

La palabra alimenta como púrpura ardiente
y su olor de ancla vieja cristaliza la voz,
su uniforme recuerda la ilusión de un valiente
que perdió en el combate su jazmín más feroz.
Ella alumbra las negras estaciones del miedo,
justifica las ganas que caminan la piel,
es la sangre en la arena miserable del ruedo,
la nación de la tinta, la razón del papel.
No le teme al silencio que respira el cobarde,
no le asusta la noche que se come el jardín,
tiene sueños de aurora bajo el sol de la tarde,
es la flor de los versos y el puñal del pasquín.
La palabra sostiene, rompe, brilla, ejecuta,
con modales de virgen y experiencia de puta.

1 comentario:

Cristián Marcelo dijo...

Salud, poeta! Yo también estoy escribiendo sonetos, aunque no los he subido a la red, y por el momento, estoy jugando solo en endecasílabos, no en alejandrinos. Me han gustado mucho tus sonetos...