6.1.21

Carlos

                   para Carlos Aránguiz Zúñiga, invicto

Somos un poco menos sin tu risa,
sin esa claridad que en tu mirada
se burlaba del miedo y de su prisa,
deshacía el puñal de la emboscada.
Se ha oscurecido el mundo y, de repente,
lleva más piedras —más temor— el viaje,
pero aquí estamos, defendiendo el puente,
por eso de tu paz y tu coraje.
No sé si existe Dios —que debería—,
si hay un lugar contigo —que debiera—;
déjame atrincherarme en la alegría
de tu amistad de hermano y primavera.
Nunca pudieron, la maldad ni el trueno,
nublar tu luz amable de hombre bueno.

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