15.1.24

La alarma

La alarma suena gris, indiferente,
no sabe lo que marca, las fronteras
que delimita y el valor que tiene
tras cada lado de la misma puerta.
No conoce, el reloj, que nombra y fija
divisiones del ser: luces y sombras;
que existe por aquel que, en la vigilia,
sin poder escapar, cuenta las horas.
Los otros no; que el tiempo es relativo
según sean lugar y circunstancia:
son un instante amar, reír, ser niño;
son una eternidad sed y desgracias.
La alarma suena displicente y ciega,
sin entender quién va, quién es, quién llega.

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