Por esto de no ser (y ser de todo)
—buscando la razón inexistente—
lo hicimos —sin hacer un acomodo—,
bebimos de la sed —última fuente—.
Poblamos de silencio las orquestas,
y arrogantes pusimos —todas juntas—
las cenizas de todas las respuestas
que ardieron sin hablar con las preguntas.
Ninguno quedará; la vida es corta.
Las moscas vencerán a los leones.
Nada nos hiere, nada nos importa.
No existen planes, huellas ni razones.
Despacio, sutilmente, grada a grada,
«hemos abandonado esta jornada».
El último verso es de Paula Abramo y lo propuso como reto en el sitio «Jornada mensual de sonetos», que tiene un espacio en Facebook. Este es mi soneto de respuesta.
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